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El exilio político en México
Andando por México los apellidos nos recuerdan siempre de nuevo a un origen alemán. Pero los antecedentes de estos mexicanos no sólo vinieron como exitosos comerciantes o empresarios a ultramar, sino también en parte encontraron refugio en México en el tiempo del nacionalsocialismo.
Poco después de la subida al poder por parte de los nacionalsocialistas los primeros alemanes judíos y comunistas huyeron de los nuvos poderosos. Muchos de ellos pensaron en la oportunidad de montar una nueva y sobre todo segura existencia en ultramar. Por temor pero con esperanza emprendieron el incierto y lejano viaje, y México, cuyo presidente de izquierda permitió preferentemente la entrada a los refugiados comunistas, fue un destino interesante para los emigrantes. Aproximadamente 3000 emigrantes centroeuropeos de habla alemana vinieron a México en los años 30 y 40 del siglo XX, entre ellos muchos importantes artistas y escritores.
Al contrario con otros países, donde las solicitudes de entrada han sido rechazadas sin razones, la política mexicana de asilo fué tolerante en estos tiempos. Ante todo, el cónsul mexicano Gilberto Bosques, quién estuvo en funciones en Marseille donde habían demasiados refugiados, intervino aparte de su obligación. Extendió miles de visas y con peticiones ayudó a sacar alemanes intelectuales detenidos en campos franceses de concentración.
Entre los importantes emigrantes políticos y literarios se encontraron por ejemplo Walter Janka, Alexander Abusch y Anna Seghers así como Egon Erwin Kisch, Gustav Regler y Ludwig Renn – por nombrar sólo algunos. México era un destino popular para ellos porque les ofreció la posibilidad de seguir interviniendo de manera política y periodística. Se fundó un centro importante del partido comunista alemán y se crearon la revista político-cultural de asilio “Freies Deutschland” (“Alemania Libre”) así como la editorial de asilo “El Libro Libre”. Además los emigrantes vivían en condiciones extraordinarias: tenían los mismos derechos fundamentales y humanos como los mexicanos y pudieron montar una nueva existencia gracias a su permiso de trabajo.